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  • Mecanismos de protección intelectual a la edad de 6 meses a 1 año

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    A esta edad, los niños comienzan a tener precaución cuando ven artículos peligrosos o en situaciones peligrosas. Pero en todos los niños el grado de precaución es diferente, así que no cuentes con eso.

    Sensación de altura. Alrededor de un año, los niños comienzan a sentir la altura, como se muestra en el experimento clásico con un descanso visual. Durante este experimento, los niños arrastrados fueron puestos sobre una mesa larga con una tapa de vidrio. Justo debajo del cristal, a un lado de la mesa, había una hoja de papel con jaulas escalonadas. La misma imagen también estaba debajo de la segunda mitad de la mesa de cristal, pero estaba 1 m 30 cm más abajo en el piso. Los niños fueron puestos en esa mitad de la mesa, debajo de la cual había un patrón de ajedrez, y pusieron a sus madres al otro lado de la mesa para estimular a los niños a gatear hacia ellos. Cuando los niños llegaron al final de la primera hoja con un patrón de ajedrez, sus manos aún tocaban el cristal, pero sus ojos les dijeron que había un hoyo en frente de ellos, y los niños se detuvieron cuando llegaron al aparente acantilado. Este experimento demostró que los niños a esta edad realmente tienen la capacidad mental de determinar dónde está el borde y dónde están altos, y que son capaces de tomar la decisión correcta y no acercarse al precipicio.¡Pero no deje a su hijo jugar en la mesa! En los niños especialmente impulsivos, que no temen ningún obstáculo en su camino hacia la meta, el temperamento supera la sensación de peligro y pueden precipitarse al límite.

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    Resolución materna. Un giro interesante en este experimento con un salto visual: cuando los niños gateaban hacia sus madres y sus madres expresaban una actitud tranquila y dejaban en claro que no había nada que temer, la mayoría de los niños gateaba a través del acantilado visual. Cuando las madres expresaron temor, los niños permanecieron, como muertos, en su lugar. Conclusión: la madre juega el papel de un regulador emocional para su hijo, que puede comprender las señales que le da a su rostro, o recibir sus propias señales de su rostro y reaccionar ante la situación en función del eco recibido.

    Los niños juzgan por nuestros rostros sobre todo, especialmente lo que tiene que ver con ellos. Si tiene una ansiedad o depresión crónicas intensas, su hijo refiere lo que ve a su rostro, a usted mismo y a la vida en general. Una persona que irradia la alegría sincera de la vida es el mejor regalo que puede hacerle a su hijo( y usted).